1. PREHISTORIA
De la ocupación prehistórica del Sahara Occidental nos da noticia las abundantes pinturas y grabados rupestres que reflejan un clima muy diferente al actual.
El NeolÃtico del Sahara ha sido presentando por los especialistas (Balot, Hugot, Camps, Almagro) con autonomÃa respecto al contexto norteafricano. Las industrias de puntas de flecha y utensilios y el arte con sus grabados rupestres y arquitectura funeraria, aunque conectados con las demás culturas del desierto, no se pueden explicar si no es en su propia identidad. Por esta razón se ha acuñado el término de NeolÃtico Sahariano.
Las especiales circunstancias geográficas del territorio exigieron un determinado comportamiento humano en relación con el medio, transformándose en algunas ocasiones la vida sedentaria en nómada: una forma de vida móvil, a la búsqueda de los pastos.
El Sahara es el lugar más importante del mundo por la cantidad y calidad de su arte rupestre prehistórico. Estas expresiones artÃsticas suelen estar asociadas a rituales relacionados con la caza, la fecundación y la muerte, y son las primeras manifestaciones conocidas que tenemos del pensamiento, las creencias y las ideas de los primeros seres humanos que habitaron en el Sahara Occidental. Esta concentración de arte rupestre nos indica que allà vivieron seres humanos en la época prehistórica que se dedicaban a la caza, la recolección y también a la ganaderÃa.
Son cuatro las zonas más importantes donde se encuentra el arte rupestre del Sahara Occidental:
* La zona de Rekeyeiz que está situada al norte de la población de Tiffariti. Se encuentran pinturas que representan animales salvajes aislados, escenas de caza y rituales. También está representada la ganaderÃa.
* La zona de Gleb Terzug al norte de Mijic, donde se hallan una gran cantidad de grabados realizados sobre rocas de mármol. Grabados realizados en su mayorÃa con la técnica del piqueteado, en ellos se representan animales salvajes, como jirafas, rinocerontes y reptiles, además de bóvidos y signos mágicos.
* La zona de Slugilla esta situada a unos pocos kilómetros de Rabuni, en el camino a Bir Lehlu. El yacimiento está situado alrededor de un antiguo lago prehistórico que debÃa tener abundante vegetación y animales salvajes. Las figuras representadas son los animales que habitaban este lugar y que eran cazados por los mismos humanos que los dibujaban. Estos animales eran jirafas, elefantes, rinocerontes, asà como diferentes especies de antÃlopes.
* La zona de Taref está situada cerca de Bir Lehmar. Se caracteriza por tener un relieve bastante abrupto con rocas areniscas en las que la erosión del viento ha formado gran cantidad de abrigos. En estos abrigos se encuentran representaciones de arte rupestre, con abundantes signos, animales y figuras humanas. Se desconoce el significado exacto de estos signos. Tanto pueden ser marcas de ganado como signos de rituales o mágicos, o bien puede tratarse de signos asociados al orÃgen de la escritura.
Una de las principales riquezas arqueológicas del Sáhara son sus monumentos funerarios. El paisaje del Sahara Occidental está lleno de este tipo de arquitectura funeraria, resultado de su ocupación a lo largo de la historia por diferentes grupos humanos con diferentes culturas. El estudio de los restos arqueológicos funerarios es una fuente de información muy importante para el conocimiento de la forma de vida de esos pueblos.
2. ARTE, CULTURA Y COSTUMBRES
VESTIDO
El vestido saharaui es particularmente caracterÃstico. El masculino se compone de derrás, yabadur, fuquÃa e izam o turbante. El femenino está compuesto por la melfa, el chmir y el izar.
MÚSICA y BAILES
Para hacer la música, poseen sus propios instrumentos. Como base del caracterÃstico ritmo saharaui se utiliza el tubal o tambor de madera, distinto en tamaño, forma y sonido al «gidra» marroquÃ, de barro forrado de piel.
La ceremonia folcrórica de las fiestas saharauis tiene un actor fundamental: el «igiu». Los «igaguen» son muy admirados por el purblo. Su concierto, extraordinariamente personal, se divide en cinco partes inalterables que han de ser sucesivamente interpretadas. Aunque se permite libertad de improvisación en el interior del concierto, ningún igiu se atreve a romper la sutil estructura que aprendió en sus ocho años de iniciación.
La música saharaui se basa en siete gamas o escalas, que podrÃamos asociar al concepto occidnetal del modo, y los cinco ritmos básicos, que se encadenan respetando unos nexos de unión establecidos.
Cada gama consta de varias fórmulas modales, con sus patrones rÃtmicos y melodiosos correspondientes. Estas fórmulas varÃan según la gama a la que pertenecen. El instrumento se afina de forma diferente para cada una de ellas. Cada gama se caracteriza no sólo por sus particulares contenidos musicales, sino también por las circunstancias temáticas, estados de ánimo, etc. El liyen, por ejemplo, suele ser de carácter amoroso, sentimental, y se expresa en árabe clásico.
Sobre estas bases musicales se cantan los textos acordes con la gama que se ha escogido. Suelen ser poesÃas en árabe clásico, aunque también abundan los de autores contemporáneos. Versos memorizados que rara vez se improvisan. El adorno melismático en la prolongación de las sÃlabas, la utilización de onomatopeyas, la repetición de estribillos, etc, son herramientas de uso frecuente en la canción del Sahara.
En cuanto a la interpretación, los temas suelen comenzar con una introducción instrumental que sirve para establecer el modo y que abre paso a una parte de voz, sin ritmo, que ayuda al cantante a colocarse en situación. Sigue, ad-lÃbitum, un diálogo entre voz e instrumento, o entre dos cantantes, hasta que el ritmo y éste se regulariza con las palmas de los acompañantes. Estos suelen apoyar cantando el coro, que se repite entre las estrofas. Al finalizar la pieza, el cantante puede cambiar de gama, volviendo a repetirse el proceso. Por lo general las conclusiones de los temas no están muy definidas, diluyéndose voces e instrumentos hasta desaparecer.
En el Sáhara Occidental la música, la poesÃa y la danza forman una unidad indisoluble, en la que ninguna de las partes se puede entender sin las otras dos.
La poesÃa goza de buena salud, como el baile y la música, base de todo. La poesÃa está presente en muchas actividades cotidianas. El ser «un poco poeta» es un valor en alza. En nuestras sociedades occidentales, la poesÃa languidece en las estanterÃas de las bibliotecas, allà es un elemento vivo, un arma en boca de quien lo recita.
Sobre la arena del desierto hombre y mujeres bailan, pero son ellas, las que atesoran y transmiten esta forma de expresión indudablemente asociada al hecho de ser tradicionalmente las encargadas del tambor, y por tanto del ritmo y la percusión.
Los movimientos en los bailes saharauis son suaves y estilizados, siendo las manos, decoradas, y los dedos, oscurecidos con henna, los que dibujan en el aire o sobre el cuerpo el trabajo de la percusión. El carácter narrativo, incluso pedagógico de los bailes saharauis es extraordinario.
La mujer ha bailado siempre, ni la guerra ni el exilio han conseguido que dejara de hacerlo. En plena confrontación, el baile fue utilizado como elemento pedagógico para expresar el dolor, transmitir la solidaridad, propagar la necesidad de resistir la agresión y unir al pueblo en la lucha colectiva.
Podemos hablar de dos tipos de bailes:
* El primero es denominado tuiza. Se trata de un baile colectivo con evidentes raÃces nómadas, interpretado fundamentalmente por las mujeres. Narran con la mÃmica de sus manos los diferentes momentos de la vida cotidiana del grupo. Por ejemplo «el juego del tambor», combinando con habilidad el toque del tambor y los estilizados gestos de las manos, la bailarina nos cuenta como se lava la cara, como se peina o se pinta los ojos, como se perfuma o adorna para realzar su belleza.
* El segundo tipo de baile está asociado a las fiestas, las bodas o los nacimientos.
Estos dos tipos de bailes se bailan sobre la base de tres ritmos básicos: charaa, bleida y servet. Los dos primeros, más tradicionales, imponen movimientos más lentos y reiterativos, mientras que el servet, más rápido, es utilizado con frecuencia en los bailes que interpretan en las fiestas.
LITERATURA
La literatura saharaui, tanto en su versión árabe como hasania, aparece como un todo con entidad propia.
La literatura árabe saharaui, situada dentro del gran marco cultural islámico, posee una individualidad que la dignifica y distingue. Sus dos edades de Oro, se presentan abrazadas a la cultura clásica del Islam, produciendo comentaristas y autores de gran cultura y de fecunda obra. Esto se manifiesta en las dos grandes escuelas de pensamiento: los Eruditos del Tiris, y los Santones y Talmidis de Smara.
De particular interés es la «lejtá», arte de la improvisación poética, tan arraigada y caracterÃstica de los habitantes del Sahara Occidental. Se desarrolla entre los poetas pertenecientes a los distintos colectivos enfrentándose en representación. Alabanzas y pullas aparecen en ellas encadenándose unas a otras en un reflujo en el que comprometen a todos los asistentes.
La literatura hasania, compuesta especialmente de poemas, se conserva en la tradición oral y escrita.
Personalidades importantes en este campo son: Emhammed El Tolba, gramático y poeta; Semyedre Uld Habibal-la, que terminó sus dÃas de profesor en la universidad de El Cairo; y Mohammed El Maami, especializado en textos geográficos y cantos regionales.
DERECHO
Del mismo modo que sucede con la literatura, los saharauis comparten con Egipto, Libia, Argelia, Mauritania y todo el mundo árabe su propio derecho. De raÃz religiosa, la escuela que se sigue en el Sahara es la Cheraa. El derecho cheránico, basado en la obra de Jalil, es común a todo el Ãfrica musulmana. Sin embargo, cada paÃs tiene sus propios comentadores e intérpretes y en este sentido el Sahara Occidental posee un verdadero conjunto de sabios que precisan la interpretación particular saharaui de este derecho.
La reglamentación de este Derecho se hace mediante los Aadat, escritos de derecho consuetudinario, instrucciones para la emisión de juicios, y colecciones de casos fallados que ayudan al Kadi o Juez a tomar sus decisiones basándose en una jurisprudencia propia.
LA ARTESANÃA
Los artesanos, tradicionalmente, ofrecÃan sus servicios a cambio de alimentos y protección. ProducÃan instrumentos de lujo o útiles para la vida en el desierto. En el pasado los artesanos no gozaban del prestigio y reconocimiento que actualmente se les concede.
El arte saharaui es un arte de miniaturistas, se trata de un arte de aparente simplicidad con motivos geométricos que esconden significados difÃciles de descifrar para los no expertos.
Algunos de los diseños del arte saharaui, como los que podemos encontrar en los tapices de cuero, los recipientes de madera o en las joyas, tienen equivalencias al alfabeto árabe. Si leemos los motivos decorativos, podemos observar como el nÃmero cinco aparece con mucha frecuencia, ya que simboliza la mano de Fátima, la Providencia y resume la Ley y la Religión. Cada diseño tiene su nombre y muchos de ellos tienen un significado preciso y una función clara que cumplir.
3. ESTRUCTURA DE LA POBLACIÓN
La sociedad saharaui, era una sociedad claramente jerarquizada. Toda persona formaba parte de una tribu. Las principales tribus que habitaban en el Sahara Occidental pueden agruparse en tres grandes grupos:
* El grupo de los guerreros, las llamadas hasanias, que eran las que tenÃan el poder militar.
* El grupo con cierto prestigio religioso, las llamadas zuaia.
* El grupo de las que se dedicaban a la crÃa de ganado y que tenÃan que pagar tributo a las otras tribus.
HabÃa además otros grupos de población: los artesanos, los músicos y los esclavos.
Con la colonización española primero, y con la revolución y la creación de la RASD después, todas estas estructuras sociales tradicionales se han ido transformando hasta llegar a la actual forma de organización social moderna.
En la actualidad, todos los habitantes del Sahara Occidental gozan de una misma condición y todos son ciudadanos saharauis.
4. RELIGIÓN
ISLAMIZACIÓN
Mientras que la zona cultural del Ãfrica Mediterránea y la región senegalo-mauritana recibieron pronto la nueva fe, el Sahara Occidental se mantuvo durante cuatro siglos con sus propias creencias. Los nómadas fueron refractarios a los sucesivos intentos de islamización, hasta que el predicador fue uno de ellos.
En el siglo XI, un santón que habÃa realizado la peregrinación a la Meca, funda una austera cofradÃa de monjes guerreros almorávides que se propagó con asombrosa rapidez entre los bereberes nómadas. Estos guerreros se abalanzan sobre Marruecos, Argelia, Mauritania, Mali e incluso España.
Hacia el siglo XVI, la Saguia El Hamra es habitada por mÃsticos que buscan la santificación por medio de la oración y la soledad. Algunos de ellos, dotados de extraordinaria fe, invaden en oleadas el norte de Ãfrica. Sid Ahmed Erguebi es el padre de los Erguibat; Sid Ahmed el Arosi, de los Arosien; Sid Ahmed Bo Gambor, de los Ulad Tidrain. La Saguia será desde entonces conocida como Tierra de Santos por todos los musulmanes del Ãfrica noroccidental.
Tras la guerra civil de Chaad Bubba en el siglo XVII, se crea un nuevo orden social que perdudarÃa hasta la colonización: en la cuspide los Chorfa, descendientes del Profeta; debajo se encontraban tanto los Arab, guerreros, como los Zuaia, gentes de libros dedicados al estudio y la meditación religiosa, habitanted del Tiris; el tercer escalón quedarÃa compuesto por Znaga, tributarios, artesanos y otros, descendientes de judÃos, libertos, esclavos, etc.
La religión ha sido siempre un elemento fundamental para la sociedad saharaui. Como el resto de los paÃses del Magreb, en el Sahara conviven dos formas de ver y de practicar el Islam. Por una parte están los saberes ortodoxos de los que deriva la teologÃa y el derecho islámico. Por otra parte están las creencias populares, los misticos y las cofradÃas.
Otros aspectos relacionados con la religiosidad popular tradicional, son las prácticas rituales y mágicas, los tabúes alimenticios, los males de ojo, las acciones de los espÃritus y los diferentes tipos de prodigios. Entre la población saharaui también es conocido el uso de amuletos con diferentes finalidades.
5. ECONOMÃA Y RIQUEZA DEL PAÃS
El 12 de octubre de 1975, que serÃa declarado oficialmente DÃa de la Unidad Nacional para la República Saharaui, el Sahara Occidental tenÃa todavÃa un porvenir brillante.
Un sector primario basado en la riqueza de unas costas que albergan uno de los más importantes bancos pesqueros del mundo. Un sector secundario sustentado por el mayor de los yacimientos a cielo abierto de un fosfato de calidad suprema, conocido en el mundo.
Y un sector terciario en creciente expansión desde los años sesenta por el propio flujo del volumen turÃstico canario.
Tal era la perspectiva, sin contar otras posibilidades mineras conocidas de hidrocarburos, hierro y otros minerales entonces sin explotar, y posibilidades de aumentar los ingresos por el sector servicios, basadas en posibles cánones de transporte para el desarrollo de la minerÃa meridional argelina y el interior mauritano.
Los datos correspondientes a 1974 publicados por el Banco Mundial convertÃan al Sahara Occidental en el paÃs más rico del Magreb y uno de los más ricos de Ãfrica.
Dentro de los factores de producción, el factor tierra tuvo, hasta el descubrimiento de los fosfatos un valor muy limitado, y su escaso rendimiento determinaba un desplazamiento constante en la vida de los saharauis. Este movimiento estaba rimado por los complicados y especÃficos recursos de un suelo sólo por ellos conocido donde la escasez de pastos y agua disponibles imponÃan por lo general una gran dispersión. Sus gentes no se reunÃan más que en raros momentos, tanto para asegurar una mejor alimentación como por razones de seguridad.
TenÃan una economÃa estacionaria, limitada por unas fronteras ganaderas cerradas y constreñida por la climatologÃa y los recursos. La frontera agrÃcola estaba igualmente cerrada en cuanto a la posible incorporación de nuevas «graras» – terrenos arcillosos de subsuelo húmedo – y sólo podÃan tener tierras marginales, con rendimientos decrecientes.
De otro lado, la inmensa riqueza de su banco pesquero, permitió a la potencia colonial desarrollar un sistema exportador, que no exigÃa ni grandes capitales ni inversiones en la tierra firme de la colonia, lo que hubiera llevado a una más profunda modificación de la antigua estructura económica, y un desarrollo mejor de ésta.
Antiguamente la economÃa tradicional del Sahara Occidental giraba en torno a tres ejes: la ganaderÃa nómada, la agricultura y pesca tradicional.
La ganaderÃa nómada era la base de la economÃa saharaui. El rebaño estaba básicamente compuesto por camellos, ya que son los animales que mejor se adaptan a las condiciones del desierto, aunque también se criaban cabras y corderos. Del ganado se aprovechaba todo. Los rebaños eran propiedad de la familia. Cada tribu y fracción tenÃa una marca con la que identificaban sus rebaños.
La agricultura tradicional se desarrollaba como una actividad complementaria. Los terrenos más fértiles se reservaban para el cultivo de cereales y hortalizas.
Algunos grupos de la costa se dedicaban a la pesca marÃtima. Pescaban sin embarcaciones, por lo que manipulaban las artes de pesca desde la costa utilizando unos palos muy largos para colocar y recoger las redes.
Por otro lado, a lo largo de la historia, el Sahara fue una zona de paso y de destino de importantes vÃas comerciales. Productos como la goma arábiga del norte del rÃo Senegal, o las plumas de avestruz del desierto, atrajeron a los comerciantes europeos, que ofrecÃan metales, tejidos y alimentos a cambio de estos productos.
6. CAMPAMENTOS DE REFUGIADOS
En el año 1975 el Gobierno de Madrid procede a la entrega repartida del Sahara Occidental a Marruecos y Mauritania. En octubre se inicia la «Marcha verde» por parte de Marruecos y comienza la invasión militar marroquà y mauritana y la huida masiva de población civil saharaui que es atacada con napalm por la aviación marroquÃ.
El Frente Polisario hizo frente a la ocupación marroquà y organizó la huida y el acogimiento de los refugiados que se establecen en campamentos, en la desértica región de Tinduf.
Los saharauis viven dispersos entre su tierra originaria, y paÃses vecinos como Mauritania, Mali y sobre todo Argelia, paÃs que le presta desde la ocupación ayuda y acogida. En este último paÃs, los campos de refugiados de Tinduf acogen a aproximadamente 200.000 personas.
Los campamentos están divididos en cuatro distritos o wilayas que tienen los nombres de las ciudades más importantes; El Aaiún, la capital del Sáhara Occidental, Smara, la ciudad sagrada, Dajla, la ciudad portuaria más importante y Auserd, una pequeña ciudad del interior.
Cada wilaya está dividida en 6 ó 7 pueblos o dairas, cada daira en 4 barrios. La organización de los campamentos está prácticamente en manos de las mujeres.
Las viviendas en los campamentos están constituidas por tiendas de campaña proporcionadas por el ACNUR. A cada tienda se le añade frecuentemente una pequeña construcción de adobe que hace las funciones de cocina.
En los campamentos existen dos hospitales generales, dos escuelas internados (el 12 de Octubre y el 9 de Junio), una escuela de mujeres (27 de Febrero) y un complejo avÃcola-agrÃcola. En torno al pozo central de Rabuni se sitúa el complejo administrativo central.
Cada wilaya cuenta con un hospital regional, un centro de salud por cada daira, una escuela regional, una guarderÃa por daira y un pequeño huerto.
La comunicación entre wilayas y dairas la constituyen pistas y caminos. Sólo existe una carretera, entre la ciudad argelina de Tinduf y la recepción central de Rabuni y entre esta y la wilaya de Smara.
La mayorÃa de la población de los campamentos de refugiados está constituida por mujeres y niños; la mayor parte de los hombres están movilizados en las zonas liberadas. En estas zonas, una parte de la población civil continua aún nomadeando.
Cuando llegaron a la desértica región de Tinduf, donde la temperatura en verano supera los 50 grados a la sombra, no encontraron mas que arena. Los primeros años fueron especialmente duros, la mortalidad infantil se disparaba por la carencia de medicinas y alimentos. Gracias a un fuerte avance en la higiene, el pueblo saharaui fue capaz de evitar epidemias y controlar la alta tasa de mortalidad infantil. Como resultado de la polÃtica adoptada con la alimentación infantil, prácticamente no ha habido más casos de malnutrición. La mayor atención está enfocada en la prevención por el Comité de Salud.
Tan sólo la firme voluntad del Pueblo Saharaui de sobrevivir y seguir luchando ha hecho posible que en un territorio inmenso pero vacÃo, se hayan podido construir talleres, huertos, hospitales, escuelas y que la población organizada, pueda resistir la ya demasiado larga espera de la solución positiva del conflicto.
Se trata de una población que da especial importancia a la formación de las mujeres. Por ejemplo, aprenden sobre agricultura y producción, las mujeres toman a su cargo la práctica totalidad de la vida social y económica de los campamentos, recuperando asà el papel preponderante que ostentaba en la sociedad nómada. Muchas han sido preparadas para ser auxiliares de enfermeras y ayudar en los dispensarios, y un número importante de estudiantes están siendo preparados en el extranjero.
La tasa de analfabetismo entre los saharauis prácticamente ha desaparecido, en cada daira hay guarderÃas, y en cada provincia hay escuelas primarias, para la educación secundaria han construido internados. PaÃses como Argelia, Libia o Cuba acogen a estudiantes saharauis, el Ministerio de Educación insiste en mejorar las posibilidades en los campamentos, sobre todo para estar mejor preparados de cara a la reconstrucción de su propio paÃs después de su independencia.
Sin duda, esta espera hubiera sido más dura sin la ayuda de personas y organizaciones que, desde todo el mundo, estan ofreciendo su apoyo solidario al pueblo saharaui.
ADMINISTRACIÓN DE LOS CAMPAMENTOS
La República Ãrabe Saharaui Democrática (RASD) creó Ministerios con el fin de administrar los campamentos.
Actualmente existen los Ministerios de Transporte, Desarrollo, Salud, Educación, Justicia, Comercio, Exteriores, Interior y de Defensa, encargados de tratar cualquier aspecto de la vida diaria en los campamentos.
Desde el punto de vista organizativo, todo adulto que vive en los campamentos ha de pertenecer a uno de los cinco Comités existentes. Estos comités son los siguientes:
1.- Comité de Salud, integrado por un subcomité de profesionales con función asistencial y otro de salud preventiva que se responsabiliza de aspectos relacionados con la salubridad de las aguas, ambiente, información sobre campañas de vacunación, etc…
2.- Comité de Educación, que comprende un grupo encargado de los aspectos de guarderÃas, escuelas primarias, etc. Y un segundo que tiene a su cargo temas relacionados con el bienestar de los niños y los programas de alfabetización de adultos y ayuda internacional.
3.- Comité de Suministros, integrado por:
– Un subcomité que incluye un grupo encargado de la distribución de las raciones de alimentos de acuerdo con las necesidades establecidas. También distribuyen el gas para cocinar, ropas y tiendas de campaña.
La mayorÃa de estos productos proceden de la ayuda internacional. La producción propia cubre las necesidades de huevos, y muy parcialmente las de hortalizas.
La Media Luna Roja Saharaui está representada en este subcomité a nivel de daira.
– Un subcomité que se encarga de explicar el valor nutritivo de los alimentos y su preparación en los casos en que estos no se correspondan con la dieta tradicional saharaui.
4.- Comité de Desarrollo Económico y Producción
Este Comité está formado por los dos subcomités siguientes:
– Un grupo a cargo de la producción de artÃculos de artesanÃa.
– El Comité de Desarrollo AgrÃcola, formado por un grupo a cargo del trabajo en las granjas o huertos. Según la demanda, se movilizan los grupos especiales necesarios para ayudar a la preparación de la tierra, la siembra, escarda y cosecha en las distintas granjas.
5.- Comité de Justicia y Asuntos Sociales, integrado por el Comité
de Justicia, en el que se halla el khadi y un grupo de mujeres y hombres que tienen a su cargo los asuntos judiciales, como matrimonios y divorcios, y el Comité de Asuntos Sociales que se encarga de la organización y preparación de actos sociales; ofrece servicios a minusválidos y ancianos e interviene de mediador en pequeñas disputas.
Todos estos comités y subcomités son administrados y dirigidos por las mujeres en sus respectivas dairas. Las cinco directoras de comité se reúnen por lo menos dos veces al año y rinden cuentas a la persona responsable en la daira. El Consejo Local de cada daira está integrado por la persona a cargo de la daira, las cinco directoras de los comités, una representante de la Asociación de Mujeres y un representante de la Asociación Juvenil.
Todos los saharauis están representados en todos los niveles: nacional, provincial y comarcal.